LIVE CON FERNANDO VEYTIA


LA RUTA
fuente: lovemexico
El verdadero nombre de este volcán de 4,420m, La Malinche, es Matlacuéyatl que significa Venerable Señora Hierba.
La ascensión tiene una dificultad media, es físicamente exigente y hay que ir preparado con ropa de montaña, aunque increíblemente te encuentras de todo subiendo. No hay más desgracias porque Dios existe.


La ascensión tiene una dificultad media, es físicamente exigente y hay que ir preparado con ropa de montaña
Se sitúa en el parque nacional Malintzin, entre los estados de Tlaxcala y Puebla, en la Sierra Madre y el mejor punto para atacarlo es el centro vacacional del IMSS (http://centrosvacacionales.imss.gob.mx/Paginas/pagina_malintzi_informacion.html), un lujo de sitio. Con cabañas de piedra, limpias, seguras, con todos los servicios (menos con menaje del hogar), restaurante, áreas de juegos infantiles… es una delicia tanto para preparar la subida como para reposar al descenso. Por poco más de 1000 pesos por noche por cabaña de 4 personas, vale completamente la pena.

El centro, o la carretera que lleva hasta el (donde se puede dejar el coche) será el punto de partida para la ascensión. Situado a poco mas de 3000 m, marcará la cota cero para nuestro ascenso, un desnivel de 1,600 metros hasta hacer cima.
La ruta normal de ascensión recorre un precioso pinar hasta una cota de unos 3900 metros. Hay que decir que, desde que se sale del centro hasta la cima del volcán es TODO subida, con mayor o menor pendiente, pero todo subida, y dado el desnivel y la distancia, hay que calcular mínimo entre 8 y 9 horas de caminata a paso moderado para el camino de ida y vuelta.

Pasado el pinar el camino se abre y se divisan dos cimas imponentes. La malinche es la de la izquierda y, tras recuperar el aliento, uno se pregunta si de verdad queda todo eso por subir. La respuesta es si.
Al salir del bosque nos encontramos en terreno volcánico, de ceniza y arena compactada, con grandes grietas y matorral bajo. Los pinos desaparecen a medida que sigue el ascenso y llegamos a un punto completamente despejado desde donde tendremos que decidir que camino seguir para llegar a la cumbre. Hay básicamente dos alternativas: ir a buscar un camino de ceniza/ arena muy derecho que lleva a la antecima o subir por la derecha a buscar la cresta caminando entre matorrales. Mi recomendación, sin duda ninguna, es ir a buscar esta segunda opción. En la primera, al tratarse de terreno volcánico, nos hundiremos en la arena como en la nieve y el ascenso se hará mucho más molesto y cansado. Este camino es mejor para bajar ya que podremos, con mucho cuidado, ir casi deslizándonos.
Una vez en la arista, aumenta la pendiente hasta llegar a un repecho rocoso bien protegido de los vientos donde podremos recuperar el resuello perdido por la altura ya que estaremos a unos 4300m. Para atacar la cima saldremos por la derecha del saliente rocoso a buscar un sendero o acortar triscando por las piedras (ojo, se desprenden con facilidad). La cima ya estará solo a 150 metros de desnivel, pero a esa altura, cada paso cuesta.
La llegada a la cima ofrece una visión espectacular del cráter y da idea de la violencia de la explosión que tuvo que producirse. La vista desde la cima es una maravilla ya que hay un panorama de 360 grados que ofrece una espectacular visión sobre el resto de volcanes cercanos; el iztaccihuatl (5,230m) y el popocateptl (5,426m).

Matlalcueye, la diosa de la falda azul, también conocida como Malintzin, la doncella o Sierra de Tlaxcala, pero el denominativo común es La Malinche

ARQUEOLOGÍA DE MONTAÑA
Matlalcueye, la diosa de la falda azul, también conocida como Malintzin, la doncella o Sierra de Tlaxcala, pero el denominativo común es La Malinche. La montaña es un cono volcánico perfectamente aislado, único en el paisaje del Altiplano, esto la hizo objeto de una lógica ritual compleja, en la que se sumaron factores ambientales como los matices cromáticos que van del azul al verde según la distancia en que se aprecia; además de sus cualidades hidráulicas con manantiales y nublados con lluvias; amén de su ubicación por ser punto de referencia para la observación del movimiento aparente del Sol desde los centros ceremoniales de su alrededor. Todos estos elementos y algunos más que sin duda escapan de nuestra capacidad, le hicieron una eminencia única. No son ociosas entonces las referencias que desde la antigüedad se hacen de la devoción que tenían los indígenas a la montaña, véanse: la Monarquía indiana de fray Juan de Torquemada; la Historia eclesiástica indiana de fray Jerónimo de Mendieta; la Historia de Tlaxcala, de Muñoz Camargo; la Historia de los indios de la Nueva España de fray Toribio Motolinia, la Breve relación de los dioses y ritos de la gentilidad de Pedro Ponce, la Historia antigua de México de Francisco Xavier Clavijero y los Anales del barrio de San Juan, entre otros documentos. La primera referencia arqueológica de la montaña la hace el viajero francés Dupaix en 1807.

Cuatro temporadas destacan en la montaña. La primera en 1994, cuando se localizó el sitio de la precumbre a 4390 m/nm al que Arturo Montero denominó Malintzin (MA-01) una segunda, con la excavación que de este sitio (MA-01) y del Tlalocan (MA-13) hizo Sergio Suárez en el año 2001; posteriormente en agosto de 2002, Montero y colaboradores realizaron una intensa y extensa prospección registrando diez sitios más; recientemente a partir de 2005 y hasta el presente, en diversas incursiones apoyadas por la Mesoamerican Research Foundation se han registrado 9 sitios más.
CÓMO LLEGAR?

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