

Las Botas de Alta Montaña
TIPOS DE BOTAS SEGÚN SUS MATERIALES
En el mercado actual podemos encontrar botas de alta montaña de dos tipos principalmente que son las botas plásticas y las botas de cuero.
Botas Plásticas
Las mayorías de las botas plásticas están fabricadas en Pebax que es un plástico bastante resistente al desgaste, y gran flexibilidad.
“El Pebax es el nombe comercial de un tipo de elastómero termoplástico o TPE (material con propiedades entre las de un plástico y una goma). En realidad es un derivado de la Poliamida (copolímero Poliamida-Poliéter) pero con unas propiedades superiores en cuanto a elasticidad (incluso a bajas temperaturas), ligereza, resistencia al impacto, etc. Se utiliza en piezas que requieren buenas propiedades dinámicas y resistencia a bajas temperaturas. Es un material de ingeniería desarrollado para ciertas aplicaciones específicas entre las que se incluyen las botas de montaña/esquí (hay varios grados de PEBAX dependiendo de la aplicación concreta).”
Las ventajas de las botas plásticas es su precio menor a las fabricadas con otros materiales, una mayor rigidez torsional (interesante para cramponaje), superior longevidad, ausencia de mantenimiento y sobre todo la impermeabilidad del exterior.
Las desventajas de las botas plásitcas, es que su volumen es mayor, inferior precisión, y superior peso. Y sobre todo son menos cómodas para caminar sobre la nieve durante la aproximación, como para ascender un corredor o un itinerario de mixto.
El peso lógicamente varía algo dependiendo del modelo y de su capacidad aislante. Casi todos bordean los 2.500 gramos el par completo del número 42 EU .Las botas de plástico de expedición, cuyo rango extremo de temperaturas suele estar en -30°C sin cubrebotas.
Pueden constituir una opción razonable para alguien que vaya a realizar una ascensión no muy técnica en condiciones de bastante frío. Por ejemplo Alpes en invierno o expediciones ligeras a picos de 6.000-7.000 metros).


Botas de Cuero
Sin lugar a dudas las botas de cuero son mucho más cómodas durante aproximaciones sin nieve o la ascensión de vías difíciles. De hecho hay botas hiperligeras que sólo pesan 1.600 gramos el par del 42 y que para actividades de uno-dos días a temperaturas no inferiores a -10ºC son realmente agradables de llevar.
Las botas de piel con relleno sintético pueden trabajar hasta -20ºC, dependiendo lógicamente de su construcción y usuario, y las de piel con cubrebotas integrado hasta los -30º/-40º.
La tendencia actual más implantada para ascensiones técnicas con bastante frío es adquirir una bota con membrana impermeable-transpirable, hecho de piel hidrófuga de 2,8 a 3,2 milímetros de espesor, y cuyo aislamiento térmico se base en una superposición de hasta 7 capas si sumamos los materiales del cubrebotas exterior y del relleno interior de la bota.


Lógicamente el grosor de la piel influye en lo ‘caliente’ que pueda ser el calzado, pero son los materiales sintéticos los que poseen el mayor protagonismo. En el corte exterior de la bota se emplean ocasionalmente aramidas/superpoliamidas (la más conocida Kevlar), poliamidas de alta tenacidad (Cordura balística y similares) y poliuretanos coagulados para piel sintética tipo microfibra, que aligeran el conjunto pero que son menos aislantes que la piel natural. La responsabilidad del interior se la llevan botas de fibras termoligadas tipo Primaloft y Thinsulate, en dobles o triples capas, muy comunes también en guantes de alpinismo. Si incluye cubrebotas o guetre exterior integrado en el corte aparece de nuevo la Cordura –o algún poliéster de alta tenacidad similar, la EVA en espesores hasta 6 milímetros como máximo, el neopreno en espesores de 1 a 1,5 milímetros.

Tallaje
Para que la prueba de las botas sea lo más precisa posible, es una obligación hacerla con un calcetín grueso de montaña con caña alta. Si lo hacemos con un calcetín deportivo común o de vestir, nos podrá hacer daño en su prueba y para colmo las botas que nos parecían adecuadas utilizando un calcetín fino, cuando utilicemos uno grueso en la actividad nos apretarán. En caso de no disponer de un calcetín grueso, muchas tiendas tienen una caja con calcetines de prueba, y aunque no sea lo más higiénico, es preferible a utilizar un calcetín fino.
Para seleccionar la talla adecuada, no nos debemos guiar simplemente por aquella que utilizamos regularmente para la vida diaria, ya que con frecuencia ocurre que las tallas varían muchos de un fabricante a otro. Muchos comercios tienen una plataforma donde colocas el pie y en función de las dimensiones que ocupe te muestra cuál es tu talla “branog device”. Para tenerlo más claro, lo mejor será probarse nuestro numero y si el fabricante lo ofrece, nuestra talla y 1/2 más (normalmente las botas a partir de ciertas prestaciones los tienen). Si somos excesivamente meticulosos (y en este caso no es ninguna tontería puesto que no se trata de un material barato), dependiendo del stock de la tienda también podríamos probarnos un numero más y un 1/2 menos que nuestra talla usual para estar sobre seguros.
Sabremos finalmente que nuestra talla es la correcta cuando estando sin atar y echando el pie hacia delante hasta casi tocar la punta, podamos introducir el dedo índice en el talón o nos sobre aproximadamente entre 1,5 y 2cm. Esto se debe hacer así, para que cuando tengamos las botas bien atadas y caminemos cuesta abajo o peguemos patadas para clavar las puntas del crampón en superficies duras, nuestros dedos no choquen con la punta de la bota y evitemos lesiones como el dedo martillo, juanetes o uña encarnada.
Para distinguir cuando nos hemos excedido de espacio, ataremos bien la bota, apoyaremos la totalidad de la suela en una superficie lisa y nivelada, y sujetando la bota con las manos para que no se levante el talón del suelo (o empleando alguna ayuda que inmovilice nuestra bota como si fuera una fijación de esquí) trataremos de levantar el pie hacia arriba y hacia abajo como si caminásemos. Si estando cerciorados de que las botas están bien atadas nuestro pie se ha movido (aunque sea un poco), debemos pedir un 1/2 menos o un numero entero menos según sea el caso.
Luego debemos caminar con ellas lo máximo posible, llevarlas puestas por lo menos 5 o 10 minutos para hacernos una idea de la horma, y realizar una serie de pruebas (con botas de suela blanda no será tan necesario ponernos tan exigentes, pero para suela rígida es fundamental)
Poniéndonos de puntillas, nuestros dedos no deben tocar la punta de la bota o molestarnos.
Cantear un poco con la bota para ver que nuestro tobillo no sufre y la caña no nos roza, e incluso no sería mala idea hacer una ascensión a un rodapié para ver que tal es el agarre y lo cómodo que nos resulta en esas posiciones forzadas.
Si hemos notado dolores o verdaderas molestias realizando las pruebas (no confundir con la molestia normal que produce un calzado rígido), muy a nuestro pesar tendremos que desechar ese modelo y buscar otro. Nuestros pies tienen la última palabra, y debemos escucharlos si no queremos lamentarnos después.
Fuente: https://tatoo.ws
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